lunes, 4 de agosto de 2008

Acudimos a los clásicos en busca de la verdad

El País publica (en su edición del domingo) un artículo de opinión del escritor Rafael Argullol. Guardianas Literarios, se llama (aquí lo podéis leer). Más que de literatura, que es digamos el envoltorio del caramelo, el autor habla aquí de nuestra necesidad de encontrar la verdad. Y cómo la buscamos? a través de los autores clásicos. Entre las ideas de este autor destaco:

"Cada época necesita de palabras que la empujen a mirarse despiadadamente en el espejo", y añado: cada persona también necesita esto.

"Por eso volvemos continuamente a los que llamamos clásicos: en busca de aquella intempestividad que, al despreciar nuestra apatía y nuestro conformismo, nos ofrezca instantes no de éxito -para nuestra civilización-, sino de verdad. Para eso, para tener nuestros instantes de verdad, retornamos a Dante, a Shakespeare, a los poetas griegos. Y, desde luego, nunca son completamente arbitrarios estos retornos ni indiferentes a las ansias de cada presente".

"Las obras maestras son aquellas que siempre están en condiciones de hablar; sin embargo, para que efectivamente se hagan escuchar, los oídos de una determinada época deben prestar atención".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Laura.

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Este invierno me leí la Divina Comedia de Dante, y, efectivamente, hace alusiones constantes a los clásicos, sobre todo la interpretación filosófica - escolástica de Santo Tomás de Aquino (tomada de clásicos y árabes) en la parte final del paraíso, que es la que a mi más me asombra como creyente.

Laura Fernández Jara dijo...

Hola Owen,
reconozco que no he leído a Dante, (está en mi lista de temas pendientes). Para mí lo interesante es mantenerse cerca de algo que te alumbre (si puede ser, que te encandile), y si lo encuentras en un escritor, en una persona o en un Dios... estarás más cerca de la verdad, como dice el artículo. Ésa es mi visión, vamos. Como siempre, gracias por participar.

Anónimo dijo...

Hola Laura.

Vuelvo a estar de acuerdo contigo. Hay que creer siempre en algo, de lo contrario nos sumiremos en el abismo de la desesperación. Desde mi punto de vista, pienso que el hombre está creado para creer en algo, sea Dios u otra idea que le haga feliz. No obstante, unos creen en el dinero, otros en ídolos efímeros, cuando no en el racionalismo absoluto; sin embargo, yo parto de la idea de la existencia de un Dios creador, infinitamente bondadoso que se manifestó a los hombres con una expresión de amor universal. En el materialismo en el que nos encontramos sumergidos no nos permite entender este misterio, y sobre todo las reglas ininteligibles de ese Dios y del universo material y metafísico.
Por mis circunstancias personales, me encuentro atascado en el tercer caso, el del racionalismo, pero espero que la madurez de la vida me haga entender su trascendencia y volver al camino correcto.

Laura Fernández Jara dijo...

Estimado amigo,
recurro al libro de memorias que escribió Ernesto Sabato, "Antes del fin" es su título, para añadir un comentario al tuyo. Él, como probablemente sabes, era un reputado científico antes de dejarlo todo para dedicarse a escribir. Fue largamente criticado por ello, lo tomaron como un estúpido. Él había llegado a trabajar en el Laboratorio Curie, una de las más altas metas a las que puede aspirar un físico, y también en el MIT. Él, según ha dicho muchas veces, vivía en ese tercer caso que tú apuntas, el racionalismo puro. Esto es lo que él dice en su libro, que te recomiendo encarecidamente: "Todo corrobora que en el interior de los tiempos modernos, fervorosamente alabados, se estaba gestando un monstruo de tres cabezas: el racionalismo, el materialismo y el individualismo. Y esa criatura que con orgullo hemos ayudado a engendrar, ha comenzado a devorarse a sí misma".