Sabemos que la sanidad en Estados Unidos no es pública. Vicenç Navarro publica hoy
este artículo explicando por qué el acceso a la sanidad es de pago en una de las democracias más perfectas del planeta. La ley electoral permite que los grupos sanitarios y farmacéuticos sufraguen las campañas de los políticos, de modo que éstos no adoptan ninguna medida relacionada con hacer de la sanidad un servicio público. Los candidatos prefieren defraudar al pueblo que a las multinacionales.
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